Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
NUESTRA RESPONSABILIDAD ANTE DIOS

La Gracia Actual

«Dios Concede siempre y a todos los hombres las Gracias suficientes para cumplir un Precepto o vencer una tentación. Precisamente porque son tantas, tan grandes y tan continuas las Gracias Actuales que Dios Derrama sobre nosotros, nuestra responsabilidad ante Él es grande si no correspondemos a ellas debidamente. El Apóstol San Pablo, aun en su profunda confianza en el Valor Infinito de la Sangre del Redentor, escribe, sin embargo: "Hemos de trabajar por nuestra Salvación con temor y temblor" (Flp 2, 12). Y en otro lugar: "Os exhortamos a no recibir en vano la Gracia de Dios" (2 Cor. 6, 1).

Es Doctrina teológicamente cierta que Dios, en Su Providencia Ordinaria, tiene subordinadas al Buen uso de las anteriores Gracias, las que posteriormente nos ha de Otorgar en todo el conjunto de nuestra vida. El haber sido voluntariamente infiel a una Gracia puede cortar la cadena que Dios nos hubiera Concedido sucesivamente, las cuales, en caso de infidelidad, se perderán irremisiblemente.

Recordemos la Parábola de la higuera estéril:

"Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?" Pero él le respondió: "Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no lo da, la cortas" (Lc. 13, 6-9).

De temer es, entonces, por muy duro que se oiga, que Dios Se Canse de nosotros si permanecemos en nuestra indolente esterilidad y lance esa Maldición de Cristo sobre la higuera estéril, que se secó enseguida y no volvió a dar fruto (Mt. 21, 19).

Es un hecho que, si Dios hubiera Concedido a muchos pecadores las Gracias tan copiosas que nos ha Concedido a nosotros, hace mucho tiempo que se hubieran Convertido y dado Frutos abundantes. Nos lo recuerda el Señor en el Evangelio hablando de las ciudades ingratas de Corazaín, Betsaida y Cafarnaúm (Mt. 11, 20-24).

No olvidemos, sobre todo, que nos ha de Juzgar un Dios Crucificado. Las Gracias que nosotros hemos malogrado Le Costaron Su Sangre. Con razón exclama S. Pablo, aludiendo a esta Sangre Preciosísima: "Habéis sido Comprados a un gran Precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo" (1 Cor. 6, 20). Un poco más adelante escribe otra vez: "Ya que habéis sido Comprados a Precio, no os hagáis siervos de los hombres" (1 Cor. 7, 23). Y el Apóstol S. Pedro insiste con la misma idea: "Considerando que habéis sido Rescatados de vuestro vano vivir...no con plata y oro corruptibles, sino con la Sangre Preciosa de Cristo" (1 Pe 1, 18-19)» (P. Antonio Royo Marín O.P.).

Oremos cada día, para que el Señor no deje de concedernos esta Gracia, y para que seamos siempre fieles a ella.

María, refugio de los pecadores, Ruega por nosotros. Amén.

Semper Mariam In Cordis Tuo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario