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«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
BUENAS OBRAS Y VIRTUDES

«Dios Transforma los trabajos de los hombres en Virtudes y sus méritos en Recompensas; y como los cuerpos se corrompen, el alma toma posesión de la Gloria que ellos han merecido. Esta conmutación de los méritos en Recompensa se hace por medida y por número o, como dicen los teólogos, en proporción aritmética. Sí, Dios proporciona las Virtudes según el esfuerzo que se pone por adquirirlas y da la Gloria según el número y el valor de las Buenas acciones. 

Esto tiene que impresionarnos.

Dios nos Recompensará por la Justicia y por la cuenta de nuestras obras. Esforcémonos, hermanos míos, esforcémonos en la Virtud, multipliquemos el empeño, busquemos el Honor y el Beneplácito de nuestro Soberano Salvador; llevemos vida interior, aumentemos el Reino de Dios en nosotros. Hay un pasaje Apocalipsis que dice: «Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor. Sí--dice el Espíritu-- para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos»: las obras buenas del justo lo acompañarán y Dios se las Recompensará, lo mismo que Castigará también a los malos, en proporción con sus iniquidades, con la pena del Infierno; pero lo Hará estrictamente y con esa proporción aritmética de la que acabamos de hablar.

Disminuyamos las miserias de nuestra alma y progresemos en la Virtud; Dios será exacto en recompensar nuestras Buenas obras y en castigar las Malas.

Así, pues, si Dios Obra de esta forma, ¿no hemos de mirar Su Justicia buscando Su Gloria, y mirar Su Gloria buscando Su Justicia? ¿No hemos de hacer todo el Bien que podamos para este fin, para que nuestras obras sean dignas de esta Conmutación de la Gloria y que la Gloria responda a las obras? No podemos espera que Dios nos Conceda una buena medida, y sobreabundante (Lc. 6, 38) , si nosotros nos portamos roñosamente con Él; hay que sembrar mucho con nuestras Buenas acciones, para recoger mucho en Recompensa, y así es como buscaremos la Justicia de Dios» (S. Vicente de Paúl, Fundador).

Semper Mariam In Cordis Tuo.

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