Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
MUNDANIZACIÓN EN LA IGLESIA

Te invito a leer este Artículo, escrito por el P. Nelson Medina OP

«Ayunar en orden a compartir nuestros bienes con los pobres es bueno y santo pero la razón más plena y bíblica del ayuno no es solucionar un problema social.

El hecho de que tantos se sientan casi obligados a explicar el ayuno en clave de ayuda humanitaria parece ser signo de algo más profundo. Parece que poco a poco nos quieren matricular a todos en la “ICA,” la Iglesia Católica ACOMPLEJADA, que necesita demostrarle a todos, una y otra vez, que los católicos no vamos a ser una cuerda disonante en la “música” que hoy deleita al mundo. Se cumple así lo que dijo San Pablo: “vendrá tiempo cuando no soportarán la Sana Doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos” (2 Timoteo 4,3).

La mundanización. Conviene apuntar aquí algunas señales que nos ayudan a despertar a esa realidad nefasta para la Fe:

(1) Eliminar las palabras incómodas del Evangelio, empezando por pecado, arrepentimiento, Conversión y Salvación.

(2) Ocultar sistemáticamente lo que concierne al Sacrificio Redentor de Cristo. Y por ello: disminuir o hacer desaparecer términos como Cruz, Sangre, Sacrificio, Sacramentos, abnegación, valor incomparable del Martirio.

(3) Presentar la vida cristiana como un conjunto de “ideales” que pueden servir de inspiración, modelo o guía pero que son eso: ideales y por tanto no se le pueden exigir a nadie. Lo cual implica que no hay una diferencia real entre lo Bueno y lo Malo sino una serie infinita de grados y matices, una escala en la que todos cabemos y que por lo tanto hace aceptables, en cierta medida, todos los comportamientos.

(4) Privilegiar algunos pecados por encima de los demás. Los pecados “privilegiados,” o pecados con corona, tienen un régimen especial. Son tratados con delicadeza, eufemismos, circunloquios, sonrisas de profunda empatía, gestos de comprensión frente a lo inevitable. Ejemplo: la esclavitud de seres humanos en el siglo XVII; las prácticas homosexuales en el siglo XXI. Como lógica consecuencia, otros pecados son presentados en cambio como lo peor de lo peor, por ejemplo, la corrupción política o el daño ecológico. Este tipo de faltas, que pueden ser muy graves, están sobredimensionadas en algunos sermones actuales, que quizás quieren caer bien en los oídos de los que ya piensan de ese modo.

(5) Disculparse una y otra vez de las mismas fallas del pasado, cometidas por cristianos católicos a lo largo de los siglos. Como si cada discurso hubiera que empezarlo SIEMPRE pidiendo perdón por Galileo, la inquisición, la Matanza la Noche de San Bartolomé, el abuso sexual a menores, el daño causado a culturas aborígenes. Sin quitar importancia a las fallas graves allí sucedidas, uno ve que esos reconocimientos por parte nuestra no encuentran una contraparte por parte de los ateos, los protestantes, los comunistas o los que han perseguidos sistemáticamente la Religión.

(6) Justificar, tácita o explícitamente, la existencia de la Iglesia solo en la medida en que es una institución humanitaria que resuelve problemas sociales y ayuda a una convivencia pacífica entre todos.

(7) Abandonar en las nieblas del agnosticismo–endulzado con matices generalísimos sobre la Misericordia Divina–los temas propios de la Vida Eterna y las Postrimerías.

(8) Tener siempre a mano una serie de etiquetas y caricaturas para descalificar a todos los que pretendan hablar del Evangelio con un lenguaje que recuerde la radicalidad, la Santidad o aquello de que no vale nada el mundo entero si uno pierde su alma. Las etiquetas preferidas serán: fariseos, rigoristas, legalistas, preconciliares, cruzados y sobre todo: “nostálgicos de una Cristiandad ya superada.”

La buena noticia es que hay acciones prácticas que uno puede hacer para quitarle fuerza a la mundanización de la Iglesia.

(1) Si uno compra libros del autor espiritual de moda, que nunca habla de Redención ni del valor de la Sangre de Cristo, uno está fortaleciendo la mundanización. Si en cambio uno busca y compra autores clásicos, de probada Virtud y Doctrina, está haciendo un bien a la Iglesia.

(2) Si uno va a la película que todo el mundo está viendo, y que contiene blasfemias y lenguaje sacrílego, uno es parte de la mundanización de la Iglesia y está fortaleciendo a los enemigos de Cristo.

(3) Si uno sistemáticamente prefiere el arte religioso que disimula el Dolor Cristo, por ejemplo con cruces del Resucitado, posiblemente está favoreciendo la idea de la entrega absoluta por la Gloria del Padre y por nuestra Salvación no es el Camino propio de todo cristiano.

(4) Si uno guarda silencio cuando por enésima vez se recuerdan heridas o problemas de la Iglesia, de seguro uno está siendo cómplice del buenismo y la mundanización. Si uno en cambio reconoce con claridad lo que hay que reconocer pero además sabe bien y difunde bien lo que hoy se calla por mediocridad y por complejo está haciendo una gran obra.

(5) Pero es sobre todo la vida nuestra, la de cada uno en su vocación y lugar, la que puede hacer la diferencia. Si somos expresión de la profundidad y extensión del Reinado de Cristo podremos ser también Testigos que con Su Vida y Sus Palabras proclamen: ¡Viva Cristo Rey!»
Semper Mariam In Cordis Tuo.

CAMINO CUARESMAL

El Tiempo Litúrgico de Cuaresma es el Camino que ha de llevarnos, con la Gracia de Dios, a la primera Resurrección, aquella que vivimos ya en este mundo, y es el Paso (significado de la palabra "Pascua") del pecado a la Vida de la Gracia. Ser Cristiano no es ser 'buena persona', es, realizar en uno mismo aquella experiencia del Apóstol Pablo: «No soy yo quien vive, es Cristo Quien Vive en mí» (Gál. 2, 20). Esa es la Santidad. Esa es nuestra Meta.

El Espíritu Santo, a través del mismo Apóstol S. Pablo, y del Apóstol Santiago, nos muestra un Camino a seguir en este Tiempo, y nos exhorta a «combatir el Buen combate» (2 Tim. 4, 7). No importa cuántas veces caigamos o hayamos caído en el pasado. El pecado existe, no son sólo equivocaciones o faltitas: son ofensas a Dios. «Es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes» (Catecismo Católico, n. 1849). «El pecado es una ofensa a Dios: “Contra Ti, contra Ti sólo pequé, cometí la Maldad que Aborreces" (Sal 51, 6). El pecado se levanta contra el Amor que Dios nos Tiene y aparta de Él nuestros corazones» (Catecismo Católico, n. 1850).

«La conversión exige el reconocimiento del pecado, supone el juicio interior de la propia conciencia» (Catecismo Católico n. 1848).

Sin embargo, no hay pecado que Dios no Quiera o no Pueda Perdonar. Para ello, HA INSTITUIDO EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN. 

Y junto al arrepentimiento sincero de nuestros pecados y la confesión Sacramental de los mismos, el Señor, por Su Apóstol, nos Propone y nos Invita a que sigamos este Camino de conversión:

«Vive de una manera digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios.

En otro tiempo fuiste extraño y enemigo, por  tus pensamientos y malas obras; Te ha Reconciliado ahora, por Medio de la Muerte en Su Cuerpo de carne, para presentarte  Santo, Inmaculado e Irreprensibles delante de Él; con tal que permanezcas sólidamente cimentado en la Fe, firme e inconmovible en la Esperanza del Evangelio que oíste.

Vive, pues, según Cristo Jesús, el Señor, tal como le has recibido; enraizado y edificado en Él; apoyado en la Fe…rebosando en acción de gracias.

Estabas muerto en tus delitos y en tu carne incircuncisa, te Vivificó juntamente con Él y te perdonó todos tus delitos...los Suprimió clavándolos en la Cruz.
Así pues, si has resucitado con Cristo, busca las Cosas de Arriba, donde Está Cristo Sentado a la Diestra de Dios. Aspira a las Cosas de Arriba, no a las de la tierra. Porque has muerto, y tu vida está oculta con Cristo en Dios.

Por tanto, mortifica tus miembros terrenos: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatría, todo lo cual atrae la Cólera de Dios sobre los rebeldes, y que también  practicaste en otro tiempo. Mas ahora, desecha también  todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia y palabras groseras, lejos de tu boca. No mientas. Despójate del hombre viejo con sus obras, y Revístete del hombre Nuevo, que se va Renovando hasta alcanzar un conocimiento Perfecto, según la Imagen de su Creador...Revístete, pues, como elegido de Dios, Santo y Amado, de entrañas de Misericordia, de Bondad, Humildad, Mansedumbre, Paciencia, soportando a los otros y perdonando. Como el Señor te perdonó, perdona también a los otros. Y por encima de todo esto, Revístete del Amor, que es el vínculo de la Perfección. Y que la Paz de Cristo presida tu corazón, pues a ella has sido llamado. Y sé agradecido.

Sé perseverante en la oración, velando en ella con acción de gracias.

Pórtate prudentemente con los de fuera, aprovechando bien el tiempo presente. Que tu conversación sea siempre amena, sazonada con sal, sabiendo responder a cada cual como conviene.

Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su Religión es vana. 

La Palabra de Cristo Habite en ti con toda su Riqueza; instrúyete, canta agradecido, himnos y cánticos inspirados, y todo cuanto hagas, de palabra y de boca, hazlo todo en el Nombre del Señor Jesús, dando gracias por Su Medio a Dios Padre...Todo cuanto hagas, hazlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres».

(Resumen Carta a los colosenses y Santiago 1, 26)

«CONCÉDENOS, Señor, comenzar el Combate cristiano con el ayuno Santo, para que, al luchar contra los Enemigos espirituales, seamos fortalecidos con la ayuda de la austeridad. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén» (Misal Romano).

Semper Mariam In Cordis Tuo.
ANTICONCEPCIÓN


«Lo que la Iglesia enseña sobre anticoncepción no es una materia sobre la que los teólogos puedan discutir libremente»

Ante los recientes ataques hacia la Doctrina de la Iglesia -especialmente hacia la Encíclica del B. Pablo VI, HUMANAE VITAE-  sobre la anticoncepción, recordemos qué enseñaba S. Juan Pablo II al respecto a los participantes en una reunión de estudio sobre la procreación responsable:

«Se trata de garantizar que los cónyuges vivan su matrimonio de manera santa. Ustedes se proponen ayudarlos en su viaje hacia la santidad, para el pleno cumplimiento de su vocación conyugal.
Es bien sabido que muchas veces - como también señaló el Vaticano II (cf. Gaudium et spes , 51,1) - una de las principales preocupaciones de que la pareja se conoce está constituido por la dificultad de lograr en su vida de casados el valor ético de la procreación responsable . El mismo Concilio pone en la base de una solución justa de este problema la verdad de que no puede haber una contradicción real entre la ley divina concerniente a la transmisión de la vida humana y el verdadero amor conyugal (ver Gaudium et Spes , 2). Hablar de "conflicto de valores o activos" y de la consiguiente necesidad de hacer como una especie de "equilibrio" de la misma, la elección de uno y rechazar la otra, no es moralmente correcto y sólo genera confusión en las mentes de la pareja. La gracia de Cristo les da a los esposos la capacidad real de cumplir toda la "verdad" de su amor conyugal. Desea presenciar esta posibilidad concretamente y así brindar a las parejas casadas una ayuda preciosa: la de vivir su comunión conyugal en plenitud. A pesar de las dificultades que pueda encontrar, es necesario continuar con generosa dedicación.

2. Las dificultades encontradas son de naturaleza diferente. El primero, y en cierto sentido el más serio, es que incluso en la comunidad cristiana se han escuchado y escuchado voces que cuestionan la verdad de la enseñanza de la Iglesia. Esta enseñanza fue expresada vigorosamente por el Vaticano II, por la Encíclica Humanae Vitae , por la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio y de la reciente instrucción "El regalo de la vida". En este sentido, surge una responsabilidad seria: aquellos que se ponen en abierto contraste con la ley de Dios, auténticamente enseñados por la Iglesia, guían a los cónyuges por un camino equivocado. Lo que la Iglesia enseña sobre anticoncepción no pertenece a un tema libremente discutible entre teólogos. Enseñar lo contrario equivale a inducir a la conciencia moral de los cónyuges por error.

La segunda dificultad es el hecho de que muchos piensan que la enseñanza cristiana, aunque verdadera, no es práctica, al menos en algunas circunstanciasComo la Tradición de la Iglesia ha enseñado constantemente, Dios no ordena lo imposible, pero cada mandamiento también implica un don de gracia que ayuda a la libertad humana para cumplirlo. Sin embargo, la oración constante, el recurso frecuente a los sacramentos y el ejercicio de la castidad conyugal son necesarios. Por lo tanto, su compromiso no debe limitarse a enseñar solo un método para controlar la fertilidad humana. Esta información debe insertarse en el contexto de una propuesta educativa completa dirigida a la persona de los cónyuges, considerado en su totalidad. Sin este contexto antropológico, su propuesta correría el riesgo de ser malentendida. Estás bastante convencido de esto, ya que en la base de tus cursos siempre has puesto una correcta reflexión antropológica y ética.

Hoy más que ayer, el hombre comienza a sentir dentro de sí la necesidad de la verdad y la razón correcta en su experiencia diaria. Siempre esté listo para decir, sin ambigüedad, la verdad sobre el bien y el mal del hombre y la familia». (5-6-1987).

Semper Mariam In Cordis Tuo.