Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
.QUINTO DOMINGO DE CUARESMA.


«¡Qué gran Lección para todos nosotros, queridos hermanos! Un día estaremos frente al Juez Justo y Veraz, que nos Juzgará por lo que hay en nuestro corazón. Él no discrimina según las apariencias o según los criterios de los hombres. Nos da tiempo para la corrección. No abusemos, sin embargo, de la Misericordia Divina. Por dos cosas están en peligro los hombres, dice San Agustín comentando este Texto: por la pseudo esperanza y por la desesperación. 

Se engaña el que espera falsamente, diciendo en su corazón: Dios Es Bueno, puedo hacer lo que me plazca, porque es Infinitamente Misericordioso. Se engaña también aquel que, habiendo caído en graves pecados, cree que ya no hay perdón para ellos, aunque se arrepienta.

El alma fluctúa entre la pseudo esperanza y la desesperación. Al que abusa de Su Misericordia, Dios le dice: "No demores tu Conversión al Señor ni la difieras de un día para otro, porque pronto llegará la Ira de Dios, y en el momento de la Venganza será tu Ruina" (Ecles. 5, 8); a los que están tentados por la desesperación, el Señor dice: "En el momento mismo en que el inicuo se Convierta, Olvidaré para siempre todas sus iniquidades" (Ez. 18, 27).

Que el Espíritu Santo modele nuestro corazón en la fragua del corazón de Cristo: "Vete y no peques más en adelante". Inflexible con el pecado, y Lleno de Misericordia con el pecador.

Que este Pasaje Evangélico nos llene de confianza en el Amor Generoso de Jesús, y nos haga más misericordiosos con los demás, pero sin debilidad para con el pecado. Tal será la medida de nuestro propio Juicio, como bien nos lo dice el mismo Jesús: "Porque con la medida con que medís se os Medirá también"» (P. Alfredo Saenz S.J.).

Semper Mariam In Cordis Tuo.

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