Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
.DEMOS SIEMPRE GRACIAS.
«La gratitud: esta Virtud es una buena disposición de ánimo que nos mueve a dar muestras de agrado y de reconocimiento a todos aquellos de quien recibimos un favor.
Debemos gratitud a Dios, a Su Santísima Madre, a nuestros padres, a nuestros maestros y a todos los demás que nos favorecen en lo espiritual y en lo material.
En varias ocasiones Dio María gracias a Dios en nombre nuestro, de un modo muy especial y Eficaz: Sintió en Sus entrañas Purísimas a Dios Redentor, y vio en la Encarnación el mundo Redimido; cuando le vio Nacido, y cuando al pie de la Cruz vio acabada la Obra de la Redención. Y en nombre Propio por Su Inmaculada Concepción y por Su Elección como Madre de Dios.
Fue Agradecida a Sus padres, a Sus Sacerdotes en el Templo, y a San José mientras vivió con él.
¿Piensas en los Beneficios que continuamente estás recibiendo de Dios? ¿Los conoces? ¿Los meditas? Te ha Creado, te ha Redimido, te Ofrece Su Amor, Su Gracia y los Dones del Espíritu Santo, te Promete la gloria, te Da la vida, la respiración y el movimiento. Y cuanto tienes de Bueno.
Por estos Favores, ¿qué Le dices? ¿Lo bendices, le das las gracias y te presentas agradecido?
Si con Dios eres ingrato, un ingrato merece se le retiren los favores. Mira bien cómo está en tu alma esta Virtud.
Preséntate a María y dile:
Yo propongo, y me resuelvo, a ser agradecido a Dios y a Ti, Madre querida. A Dios, por los Beneficios de la Creación, de la Redención, de la Vocación y de la diaria Bondad con que me Cuida cada día. Y a Ti, por haberte Dignado Tomarme como hijo Tuyo. Acepta mis propósitos, y Haz, con Tu Auxilio, que sean Eficaces. Amén»
(B. Francisco Palau, Religioso Carmelita y Fundador).
Alégrate, María, Llena Eres de Gracia, el Señor Es Contigo; Bendita Tú Eres entre todas las mujeres y Bendito Es el Fruto de Tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, Madre mía y Madre del mundo entero, Ruega por nosotros pecadores, y por aquellos a quienes nadie recuerda en su oración, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Semper Mariam In Cordis Tuo.

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