Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
.ABAJÉMONOS TAMBIÉN NOSOTROS.


«Amigo, parezcámonos a Aquél que nos Da la Vida. Siendo Rico Se empobreció a Sí mismo.Habitando en las Alturas, no tuvo lugar donde reposar la cabeza. Siendo así que Vendrá sobre las nubes, cabalgó sobre un asno para entrar en Jerusalén. Siendo Dios e Hijo de Dios, Se Hizo semejante a un siervo.

Él, que es el descanso de todas las penas, se cansó de la dureza del camino. Él, que es la Fuente que apaga toda sed, Sintió sed y Pidió agua para beber.  Él, que es la Saciedad que sacia nuestra hambre, Tuvo hambre cuando Ayunó en el desierto para ser Tentado. Él, que es el Centinela que no duerme, Se durmió y se acostó en la barca en alta mar. Él, que es servido en la Mansión de Su Padre, Se dejó servir por manos de hombre. Él, que es el Médico de todos los enfermos, Sus manos fueron traspasadas por los clavos. A Él, cuya boca Anunciaba cosas Buenas, se le dio hiel para beber.

Él, que no había hecho ningún mal ni perjudicado a nadie, fue golpeado con látigos  y Soportó los ultrajes. Él, que Da Vida a todos los muertos, se entregó Él mismo a la Muerte de Cruz.

Si nuestro Vivificador ha hecho Él mismo Experiencia de todo este Abajamiento, abajémonos también nosotros, amigos míos». (Afraates, Monje y Obispo).

Semper Mariam In Cordis Tuo.

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