Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
.DONES DEL ESPÍRITU SANTO: 
DON DE ENTENDIMIENTO.


Es un Hábito Sobrenatural, Infundido por Dios con la Gracia Santificante, por el cual la inteligencia del hombre, bajo la Acción Iluminadora del Espíritu Santo, se hace apta para una penetrante intuición de las Cosas Reveladas y aún de las naturales, en orden al Fin Sobrenatural.

Sólo el Divino Espíritu puede poner en movimiento los Dones de Su mismo Nombre. Sin Su Divina Moción, los Hábitos Sobrenaturales de que venimos hablando, permanecen ociosos, ya que el hombre es absolutamente incapaz de actuarlos ni siquiera con Ayuda de la Gracia. No puede el hombre hacer otra cosa, con la Ayuda de la Gracia, que disponerse para recibir la Moción Divina –removiendo los obstáculos, permaneciendo a la Gracia, implorando humildemente esa Actuación Santificadora, etc.- y secundar libre y meritoriamente la Moción del Divino Espíritu cuando se produzca de hecho.

La Virtud de la Fe proporciona al entendimiento Creado el conocimiento de las Verdades Sobrenaturales de una manera imperfecta, al modo humano; mientras que el Don de Entendimiento le hace apto para la penetración profunda e intuitiva de esas mismas Verdades Reveladas.

El Don de Entendimiento se distingue de la Sabiduría, Ciencia y Consejo, en cuanto que su función propia es la penetración profunda en las Verdades de la Fe sin emitir juicio sobre ellas; mientras que a los demás corresponde un recto juicio: si se refiere a las Cosas Divinas, pertenece al Don de la Sabiduría; si se refiere a las cosas Creadas, al Don de Ciencia; si es la aplicación de casos concreto y singulares, corresponde al Don de consejo.

NECESIDAD DEL DON DE ENTENDIMIENTO

«Este Don no es puramente especulativo, sino también práctico, porque no solamente Perfecciona el entendimiento y le hace comprender las Verdades propuestas por la Fe, sino que por medio de esta inteligencia inclina y mueve a la voluntad, ya para el ejercicio de las Buenas Obras, ya para el más perfecto amor de Dios.

En el Salmo 118, le pide David a Dios, que le Dé Entendimiento para meditar Su Santa Ley, y para guardarla en su corazón; y en el mismo Salmo (118, 144) le pide de este modo: «Señor, Dame Entendimiento y viviré», es decir, Dame Entendimiento de Tus Verdades y viviré con Fidelidad; Dame Entendimiento de Tu Bondad y viviré enamorado de ella, y siempre Te estaré amando; Dame Entendimiento de Tus Dulzuras y Delicias espirituales, y viviré tan aficionado a ellas, que tendré en bien poco los bienes de este mundo, y no permitas que mi corazón se apegue a ellos desordenadamente» (P. Manuel Denche, O.SS.T.).

EFECTOS DE ESTE DON

1. Nos hace ver la Sustancia de las Cosas ocultas bajo los accidentes. En Virtud de este Don, los Místicos perciben la Divina Realidad oculta bajo los velos Eucarísticos. De ahí que su amor por la Eucaristía, es en ellos un verdadero Martirio de hambre y sed.

2. Nos descubre el Sentido oculto de las Divinas Escrituras. Es lo que Realizó el Señor con los discípulos camino de Emaús cuando «les Abrió la inteligencia para entender las Escrituras» (Lc. 24, 45).

3. Nos manifiesta el Significado misterioso de las semejanzas y figuras. Así S. Pablo vio a Cristo en la piedra que manaba agua viva para apagar la sed de los israelitas en el desierto: «Y lo roca era Cristo» (1 Cor. 10, 4)
Con todo esto se comprende que, perfeccionada por él, la Virtud de la Fe llega a alcanzar una intensidad vivísima. No se rompen del todo jamás en esta vida los velos del Misterio -«ahora vemos por un espejo, oscuramente» (1 Cor. 13, 12)-, pero sus profundidades pueden ser penetradas por el alma. «En esta vida, escribe Sto Tomás de Aquino, Purificado el ojo del espíritu por el Don de Entendimiento, puede verse a Dios en cierto modo».

VICIOS CONTRARIO A ESTE DON

Principalmente dos: la ceguera espiritual y el embotamiento del sentido espiritual. La primera es la privación total de la visión; la segunda, un debilitamiento notable de la misma. Y las dos proceden de los pecados carnales (lujuria y gula).
Esta ceguera de la mente es la que padecen todas las almas tibias, porque tienen en sí este Don, pero detenida estás su mente en las cosas de aquí abajo, faltas de recogimiento interior y de espíritu de oración, derramadas continuamente por los caños de los sentidos, sin una consideración atenta de las Verdades Divinas. Y muchas veces, con presunción, pretenden guiar a otros ciegos (Mt. 15, 14).

MEDIOS PARA FOMENTAR ESTE DON

1. Avivar la Fe con ayuda de la Gracia Divina. Dios Da Sus Gracias a quien se dispone mejor para recibirlas.

2. Perfecta Pureza de alma y cuerpo. «Bienaventurados los Limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt. 5, 8).

3. Recogimiento interior. Sólo allí Habla en silencio a las almas. «Las llevaré a la soledad y les Hablaré al corazón» (Os 2, 14).

4. Fidelidad a la Gracia. «Si hoy oyereis Su Voz, no endurezcáis vuestro corazón» (Sal 94, 8).

5. Invocar al Espíritu Santo. Ninguno de estos medios podremos practicar sin la Ayuda de la Gracia Preveniente del mismo Espíritu Santo. La Secuencia de la Fiesta de Pentecostés debería ser, después del Padrenuestro y del Ave María, la oración predilecta de las almas interiores. Y a ejemplo de los Apóstoles, asociemos nuestras oraciones las del Corazón Inmaculado de María (Hch. 1, 14), la Virgen Fidelísima y Celestial Esposa del Espíritu Santo».

Resumen del capítulo 13, de “El gran Desconocido. El Espíritu Santo y Sus Dones”, del Padre Antonio Royo Marín O.P.

Para la mayor Gloria de Dios

Semper Mariam In Cordis Tuo.

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