Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
CONOCER Y RESISTIR


«Cuando alguien quiere avanzar en la vida espiritual, en el camino de entrega a Dios, en la senda de la Santidad, el demonio viene siempre a turbarle y a tentarle. Pero debemos estar atentos para detectarle y poder vencerle con la Ayuda de Dios. En este consiste el Combate espiritual: no dejar que el diablo gane la batalla.
Pero el diablo es muy astuto y nos hace creer que no existe. De hecho muchos cristianos piensan que es como el símbolo de las pasiones destructoras que afloran en el corazón del hombre, es decir, esos impulsos que nos llevan al orgullo, a la envidia, o a la lujuria. Y dicen que ha llegado ya el tiempo de desmitologizar el lenguaje Bíblico que nos habla del demonio como una criatura que acecha al hombre.
San Pablo denomina al demonio “espíritu engañoso” (1 Tim 4, 1) y, como tal, trata de engañarnos. ¿Cómo lo hace? Veamos algunos de los eslóganes que emplea:
.- No exageres en tus penitencias, vas a perder la salud. Eso se hacía en la Edad Media, pero ahora estamos ha en otro tiempo. Dios no nos pide eso.
.- No reces tanto, acabarás siendo un místico desconectado del mundo actual y no sabrás dar testimonio a las nuevas generaciones. Además, tú no eres un contemplativo.
.- No te preocupes por tu mal genio, es una prueba de que tienen carácter.
.- Siempre caes en las mismas faltas y pecados, ¿para qué seguir luchando? ¿para qué seguir confesándote si no mejoras?
Podríamos seguir poniendo más ejemplos. El demonio tiene sus tácticas para apartarnos del Camino que conduce a Dios, del Camino que conduce a la Santidad. Conviene que estemos atentos y conozcamos sus trampas». (Mons. Juan José Omella).
«Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle firmes en la Fe» (1 P 5, 8-9).
Semper Mariam In Cordis Tuo.

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