Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
PERMANECER CON EL SEÑOR


«Y se Transfiguró delante de ellos: Su rostro se puso brillante como el sol y Sus vestidos se volvieron blancos como la luz» (Mt. 17, 2).

«Este destello de la Gloria Divina transportó a los Apóstoles a una inmensa Felicidad, que hace exclamar a San Pedro: Señor, ¡bueno es permanecer aquí! Hagamos tres tiendas... Pedro quiere alargar aquella situación. Pero, como dirá más adelante el Evangelista, no sabía lo que decía; porque lo Bueno, lo que importa, no es hallarse aquí o allí, sino estar siempre con Jesús, en cualquier parte, y verle detrás de las circunstancias en que nos hallamos. Si estamos con Él, es igual que nos encontremos en medio de los mayores consuelos del mundo, o en la cama de un hospital. Lo que importa es sólo eso: verle y vivir siempre con Él. Es lo único verdaderamente Bueno e importante en esta vida y en la Otra. Si permanecemos con Jesús, estaremos muy cerca de los demás y seremos Felices, sea cual sea nuestro lugar y la situación en que nos encontremos.

Nuestra existencia es un caminar hacia el Cielo, nuestra Morada. Caminar en ocasiones áspero y dificultoso, porque con frecuencia hemos de ir contra corriente y tendremos que luchar con muchos enemigos de dentro de nosotros mismos y de fuera. Pero quiere el Señor confortarnos con la Esperanza del Cielo, de modo especial en los momentos más duros o cuando la flaqueza de nuestra condición se hace más patente: "A la hora de la tentación piensa en el Amor que en el cielo te aguarda: fomenta la virtud de la esperanza, que no es falta de generosidad" (S. Josémaría Escrivá de Balaguer). Nuestra Esperanza, como cristianos, entonces, no es vana, tonta, ni vacía, como el mundo cree o nos quiere hacer creer.

"Los demás amigos, los del mundo, tienen horas que pasan conversando juntos y horas en que están separados; pero entre Dios y nosotros, si queremos, jamás habrá una hora de separación" (S. Alfonso María de Ligorio).

¿No será nuestra vida distinta en esta Cuaresma, y siempre, si actualizáramos más frecuentemente esa Presencia Divina en lo habitual de cada día?» (P. Francisco Fernández Carvajal).

«Buscad Mi rostro.
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas Tu rostro» (Antífona Entrada, Misal Romano).

Semper Mariam In Cordis Tuo.

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