Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
.LA MEDIDA DEL AMOR ES UN AMOR SIN MEDIDA.

¿Cuál es la medida de nuestro amor?

Sabemos que para que Jesús se haga Realmente Presente en la Eucaristía, no se necesita la Fe de los que participan, pero la Gracia que cada cual recibe, la recibe en la medida de su disponibilidad. 
Dice S. Efrén: "Oh Señor, no podemos ir a la piscina de Siloé a la que enviaste el ciego. Pero tenemos el Cáliz de Tu Preciosa Sangre, llena de Vida y Luz. Cuanto más puros somos, más recibimos". El Crisóstomo decía también, que al bajar del Altar, deberíamos hacerlo "haciendo temblar al infierno"


Tales fuerzas de la Gracia, están disponibles para todos nosotros. Pero las vamos alcanzando, cuando comenzamos a vivir nuestra relación con Jesús, de una manera más profunda, basados en el mutuo amor. Al amor llegamos por el conocimiento de Cristo, no se puede amar lo que no se conoce, pero en un momento del proceso, ya nos apartamos de los raciocinios y simplemente lo miramos. "Me mira y lo miro", decía el Santo Cura de Ars, haciendo realidad aquello de S. Cirilo de Jerusalén: "Así como dos pedazos de cera derretidos juntos no hacen más que uno, de igual modo el que comulga, de tal suerte está unido con Cristo, que él vive en Cristo y Cristo en él"
 
Él se quedó en el Sagrario para que no nos sintiéramos solos, para decirnos cada día que no es un Dios lejano, perdido en algún punto del espacio. Se quedó ahí, para recordarnos que Su Sacrificio en la Cruz, no es un dato histórico. Nuestro proceso para comprender puede tardar, pero no importa cuánto, porque cada uno es diferente y Dios se "adapta" a esa diferencia; importa que cada día busquemos acercarnos más. Escribió la Beata Ángela Folignio: "Si tan solo nos detuviéramos por un momento para considerar con atención lo que ocurre en este Sacramento, estoy segura que pensar en el Amor de Cristo por nosotros transformaría la frialdad de nuestros corazones en un fuego de amor y gratitud".


Semper Mariam In Cordis Tuo.

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