Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
.MUÉSTRAME A TU DIOS.


«Tú me dices: “Muéstrame a tu Dios”; yo te diré a mi vez: “Muéstrame tú al hombre que hay en ti, y yo te mostraré a mi Dios”. Muéstrame, por tanto, si los ojos de tu mente ven y si oyen los oídos de tu corazón.
Ven a Dios los que son capaces de mirarlo, porque tienen abiertos los ojos del espíritu. Porque todo el mundo tiene ojos, algunos los tienen oscurecidos y no ven la luz del sol. De la misma manera, tienes tú los ojos de tu alma oscurecidos a causa de tus pecados y malas acciones.
El alma del hombre tiene que ser pura, como un espejo brillante. Cuando en el espejo se produce el orín, no se puede ver el rostro de una persona; de la misma manera, cuando el pecado está en el hombre, el hombre ya no puede contemplar a Dios.
Pero puedes sanar, SI QUIERES. Ponte en manos del Médico, y Él punzará los ojos de tu alma y de tu corazón. ¿Qué Médico es Éste? Dios, que Sana y Vivifica mediante Su Palabra y Su Sabiduría. Pues por medio de la Pala­bra y de la Sabiduría se Hizo todo. Efectivamente, la Palabra del Señor Hizo el cielo, El Aliento de Su boca, Sus Ejércitos. Su Sabi­duría está por encima de todo: Dios, con Su Sabiduría, Puso el fundamento de la tierra; con Su Inteligencia, Preparó los cielos; con Su Voluntad, rasgó los abismos, y las nubes derra­maron su rocío.

Si entiendes todo esto, y vives Pura, Santa y Justamente, podrás ver a Dios; pero la Fe y el Temor de Dios han de tener la absoluta prefe­rencia en tu corazón y entonces entenderás todo esto. Cuando te despojes de lo mortal y te revistas de la inmortalidad, entonces verás a Dios de manera digna. Dios Hará que tu carne sea inmortal con su alma, y entonces, convertido en inmortal, verás al que Es Inmor­tal, con tal de que ahora creas en Él» (S., Teófilo de Antioquía, Obispo).

Semper Mariam In Cordis Tuo.

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