Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
COMÚN UNIÓN

«Incluso para resucitar a los muertos, el Señor no se contenta con actuar con Su Palabra que Contiene el Poder de Dios. Como cooperadora, por decirlo de alguna manera, toma a Su propia Carne para demostrar que tiene el Poder de dar la vida y para Manifestar la Divinidad en la Carne. Esto sucedió cuando Curó a la hija del jefe de la sinagoga. Diciéndole: -Niña, levántate!- la tomó de la mano. Como Dios, le Dio la vida por una Orden Todopoderosa, y también le Dio la vida por el contacto con Su propia Carne, Testimoniando así que en Su Cuerpo y en Su Palabra Reside un mismo Poder Divino que Obra en el mundo. También, cuando llegó a una ciudad que se llamaba Naïm donde se llevaba a enterrar a un joven, hijo único de una viuda, Tocó el ataúd Diciendo: “Joven, a ti te lo Digo: levántate!” (Lc 7,13-17).
Así que no sólo Confiere a Su Palabra el Poder de resucitar a los muertos sino que, para mostrar que Su Cuerpo es Fuente de Vida, Toca a los muertos y por Su Carne les Infunde nueva vida a los cadáveres. Si el sólo contacto con Su Carne Sagrada Vuelve la vida a los cuerpos en descomposición ¡cuánto provecho no encontraremos en la Eucaristía, Fuente de Vida, cuando nos alimentamos de Ella! Él Transformará en Si misma, en Su Inmortalidad, a los que participamos en Ella». (S. Cirilo de Alejandría, Obispo y Doctor de la Iglesia).


Semper Mariam In Cordis Tuo.


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