Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
CATALINA EMMERICK


«Vi a Nuestro Señor bajo la forma de un pequeño Niño todo luminoso, cuyo brillo eclipsaba el resplandor circundante, acostado sobre una alfombrita ante las rodillas de María. Me parecía muy pequeñito y que iba creciendo ante mis ojos; pero todo esto era la irradiación de una luz tan potente y deslumbradora que no puedo explicar cómo pude mirarla. La Virgen permaneció algún tiempo en éxtasis; luego cubrió al Niño con un paño, sin tocarlo y sin tomarlo aún en sus brazos. Poco tiempo después vi al Niño que se movía y le oí llorar. En ese momento fue cuando María pareció volver en Sí misma y, tomando al Niño, lo envolvió en el paño con que lo había cubierto y lo tuvo en Sus brazos, estrechándole contra su pecho. Se sentó, ocultándose toda ella con el Niño bajo su amplio velo, y creo que le dio el pecho. Vi entonces que los Ángeles, en forma humana, se hincaban delante del Niño recién Nacido para Adorarlo".
Esta es parte de la visión que la Beata tiene sobre el Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Nacida el 8 de septiembre de 1774, en Alemania, desde los cuatro años, Catalina tuvo frecuentes visiones de la Historia de la Salvación. A los 28 años de edad, ingresa en la ida Religiosa, en el Convento de Agnetenberg.
Este Convento fue suprimido por las autoridades civiles en 1813, tras lo cual, Catalina se traslada a una casa particular, donde la enfermedad la dejó inmóvil.

Los últimos años de su vida experimentó místicamente la Pasión de Jesucristo -Divina Pasión de la que llevaba sus Estigmas-, y trataba de describir las visiones cotidianas de lo Sobrenatural que ella misma encontraba indecibles. Visiones, que escritas en sus diarios, fueron ordenadas luego de su muerte.

Deja este Destierro el lunes 9 de febrero de 1824. En el año 2004, el Papa S. Juan Pablo II, la Declara Beata.

"Cuando había transcurrido una hora desde el Nacimiento del Niño Jesús, continúa relatando Catalina, María llamó a José, que estaba aún orando con el rostro pegado a la tierra. Se acercó, lleno de júbilo, de humildad y de fervor. Sólo cuando María le pidió que apretase contra su corazón el Don Sagrado del Altísimo, se levantó José, recibió al Niño entre sus brazos, y derramando lágrimas de pura alegría, dio gracias a Dios por el Don Recibido del Cielo".

"¡Ah, decía yo, este lugar encierra la Salvación del mundo entero y nadie lo sospecha !"». (Visión sobre el Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, que tuvo en el año 1820).

Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a Tu Santo Nombre, semejantes a los que Diste a la Beata Ana Catalina Emmerick,
para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también nosotros Te agrademos con nuestra Fe y con nuestras Obras.
Por Jesucristo, Tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

Semper Mariam In Cordis Tuo.

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