Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
.SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA.

«Si nuestro corazón es ardiente y magnánimo como el de Pedro, Santiago y Juan, Dios nos Hará partícipes de los Secretos de Su Reino, que ha reservado a quienes lo aman.
También nosotros, muy probablemente, nos dejaremos muchas veces guiar por una falsa seguridad en nuestras propias fuerzas, nos declararemos dispuestos a beber el Cáliz del Señor (Mt. 20, 2241, sin habernos retirado con Él al desierto (Mt. 4, 1 ss.) al que el Espíritu Santo nos atrae para Purificarnos de las escorias del pecado, pero si sabemos escuchar la Voz
de Dios y unir a la Magnanimidad, la Humildad de corazón, el Señor no dejará de Saciar la sed que Él mismo ha suscitado en nosotros. "Si alguno me ama, Mi Padre lo Amará también, Vendremos a él y Haremos Morada en él" (Jn. 14, 23). Aquella "alma grande", que era San Pablo, terrible perseguidor de la Iglesia primero y ardiente Apóstol luego, nos dice: "Hermanos, aspirad a los Bienes más Perfectos" (Col. 3, 1).
Queridos hermanos, también a nosotros Jesucristo nos muestra Su Gloria para que comprendamos que lo que lo mueve a seguir caminando hacia Jerusalén es Su Deseo Ardiente de Glorificar a Su Padre y de Ganar nuestra salvación. Su muerte sería Aceptada voluntariamente, su Causa última no sería sino el Amor. Un exceso de Amor, como lo Manifiesta Su Sed por tomar nuestro lugar en el Altar del Sacrificio.
El Señor nos Invita a amarlo como Él nos Amó primero (1 Jn. 4, 19), cuando aún éramos Sus enemigos por el pecado. "Vivo en la Fe del Hijo de Dios que me Amó y Se Entregó por mí" (Gal. 2, 20), dice San Pablo. Amor con amor se paga. Sin embargo, Jesús Sabe de la debilidad de nuestra Fe, y por ello muchas veces, a lo largo de nuestro peregrinar en medio de las pruebas de esta vida terrena, nos Ilumina con los Resplandores de Su
Gloria, hasta que por fin seamos semejantes a Él "porque lo veremos tal cual Es" (1 Cor. 13, 12)» (P. Alfredo Sáenz SJ).
Semper Mariam In Cordis Tuo.

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