Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
.TERCER DOMINGO DE CUARESMA.



«Los nuevos Frutos de la higuera son las obras Buenas.
Así como los frutos de una higuera son concretos, visibles, así también deben ser los Frutos en nuestra vida cristiana: deben ser concretos, visibles a los demás. No se trata ciertamente de buscar ser reconocidos, apreciados, aplaudidos, enaltecidos por los Frutos de las Buenas obras, sino que se trata de que muchos al ver tus Buenas obras «glorifiquen a vuestro Padre que Está en los Cielos» (Mt 5,16). No se trata de alimentar tu vanidad buscando que por tus obras seas alabado, sino de que siempre quede, humildemente señalado, el Origen de todo lo Bueno que tú puedes hacer: Dios.
Por ello, todo esfuerzo por despojarnos de los vicios y cortar las conductas pecaminosas que nos impiden dar Frutos de Santidad se compara a la poda. Al podar un árbol se le despoja de todo aquello que consume inútilmente el vigor que necesita para dar mucho y buen fruto.
Podar un árbol es quitarle algo que no sirve para que dé más de lo que verdaderamente sirve (Jn 15,2). En este sentido, la «Conversión significa eliminar los obstáculos que se interponen entre Él y nosotros, entre Su Gracia y nosotros, y permitir que Su Vida se instaure en nosotros. Convertirse quiere decir adquirir una mentalidad Nueva, por la que vemos como Ve Jesús, queremos como Quiere Jesús y vivimos como Vivió Jesús. Vivir de Él y como Él es el Fin del cristiano, hasta el punto de que puede decir con San Pablo: “no vivo yo, sino que es Cristo Quien Vive en mí” (Gál 2, 20)» (S. Juan Pablo II).
Dios, que Es «Rico en Misericordia, por el Grande Amor con que nos Amó» (Ef 2,4), ha Hecho hasta lo impensable, lo inaudito! ¡Dios nos ha Entregado a Su Propio Hijo! Por Él nos ha Dado a la Iglesia y por ella ha puesto a nuestro alcance los Medios necesarios para poder vivir la Vida en Cristo: los Sacramentos.
Ahora espera nuestra respuesta generosa y nos alienta a que acojamos la Gracia Derramada en nuestros corazones (Rom 5,5), que no la tornemos estéril sino que con nuestra decidida cooperación produzcamos en la vida cotidiana Frutos de Conversión (1 Cor 15,10; 2 Cor 6,1-3).
¿Y qué Frutos concretos Espera el Señor de mí? Frutos de estudio y conocimiento de la propia Fe para poder dar razón de ella a muchos; Frutos de servicio y atención; Frutos de perdón y reconciliación; Frutos de solidaridad y Caridad con los necesitados; Frutos de generosidad con quien me pide cualquier tipo de ayuda; Frutos de un apostolado, etc.
Demos, pues, los Frutos que Dios Espera de nosotros, fuertemente adheridos al Señor, nutriéndonos de la Savia Viva de Su Amor y de Su Gracia, con la conciencia de que sin Él no podemos dar Fruto alguno (Jn 15,4-5)» (P. Jürgen Daum).

Semper Mariam In Cordis Tuo.

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