Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
ÁNGELES DE DIOS



La Angeología que propone hoy la Nueva Era, no es descubrimiento moderno, pues ya en el siglo I-II, el agnosticismo desviaba a los fieles por las mismas sendas. Ello hizo escribir al Apóstol Pablo: «Que nadie os prive del Premio, a causa del gusto por ruines prácticas, del culto de los Ángeles, obsesionado por lo que vio, vanamente hinchado por su mente carnal» (Col. 2, 18).

La existencia de los Ángeles sí pertenece a nuestra Fe.
«Con todo su ser, los Ángeles son Servidores y Mensajeros de Dios...Cristo Es el centro del mundo de los Ángeles. Los Ángeles Le pertenecen: "Cuando el Hijo del hombre Venga en Su Gloria acompañado de todos Sus Ángeles... (Mt 25, 31). Le pertenecen porque fueron Creados por y para El...» (Catecismo Católico n° 329 y 331).

¿Cuáles son los nombres de los Ángeles?
«Miles de millares Le servían -escribe el Profeta Daniel-, miríadas de miríadas estaban de pie delante de Él» (7, 10).
Su número es inmenso y desconocido para nosotros, así como sus nombres particulares. La Sagrada Escritura los divide en Jerarquías -desde Ángeles a Querubines, la Jerarquía suprema-, pero no nos da más que el nombre propio de tres Arcágeles: S. Miguel, S. Gabriel y S. Rafael. SÓLO TRES.

¿Puede darse culto al ángel Uriel? No.
En el año 745 un Concilio provincial convocado por el Papa Zacarías lo excluyó de la lista de nombres de la Jerarquía Angelical. Y más recientemente, la Sagrada Congregación para el Culto, en el Directorio de Piedad Popular, estableció que «también hay que rechazar el uso de dar a los Ángeles nombres particulares, excepto Miguel, Gabriel y Rafael, que aparecen en la Escritura» (Nº 217).
¿De dónde surge el tan mencionado Uriel?
De la tradición del judaísmo rabínico y en algunas tradiciones cristianas como la Ortodoxa y la Copta. Pero su nombre tiene origen en textos apócrifos y cabalísticos, y NO SURGE de la Sagrada Escritura, Verdadera Revelación de Dios. Tampoco se contempla su culto en la Liturgia de la Santa Iglesia Católica.

¿Pueden los ángeles dar suerte? NO.
La "suerte" no existe, ni buena, ni mala. La "suerte" implica la suma de hechos fortuitos, y los cristianos sabemos que «en todo Interviene Dios para el Bien de los que lo aman» (Rom. 8, 28), y que sin Él «no podemos hacer nada» (Jn. 15, 5).

¿Se puede conocer el futuro por su medio? NO.
Siendo seres Creados, no tienen poderes por sí mismos, ni pueden conocer el futuro, pues ello es un Atributo que solo pertenece al Dios que los Creó.
Cadenas que prometen las mayores desgracias si se cortan, y todo arte adivinatorio como el tarot y demás, afectan el Primer Mandamiento, y por tanto son pecado mortal. Los Ángeles son seres superiores a nosotros, en cuanto que ellos son espíritu puros, no tienen el peso de la carne como tú y como yo; pero son inferiores a Dios, y Sus servidores. Nada pueden por sí mismos, y el que eso pregona miente.

«Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (Deut  18, 10; Jer  29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el Honor y el respeto, mezclados de Temor amoroso, que debemos solamente a Dios» (Catecismo Católico, n° 2116)

Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, Clavad en nuestro corazón el aguijón de la Santa inquietud de Dios, para que no cesemos jamás de buscarlo con pasión, contrición y amor.
Ayudadnos a reconocer a Dios, a adorarlo, amarlo y servirlo. Ayudadnos en la Lucha contra los poderes de las Tinieblas que nos rodean y nos oprimen solapadamente.
Ayudadnos para que ninguno de nosotros se Pierda Eternamente, y para que un día, gozosos, podamos reunirnos en la Felicidad Eterna. Amén.

Semper Mariam In Cordis Tuo.

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