Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
ALÉGRATE MARÍA

Alégrate María, Madre amada, Inspiradora de la Santa Medalla, Siempre Virgen Purísima. Señora y Madre mía, Tu Pureza Sagrada se alabe en todo el universo, y se proclame sin temor ni dilación que eres Santísima Hija de Dios, Santísima Madre de Dios y Santísima Esposa de Dios.
Te suplico, Madre mía, Ruegues a Dios por nuestra Santa Iglesia Católica, de quien dijo nuestro Señor que «las puertas del infierno contra ella no prevalecerán» (Mt. 16, 18). Alcánzanos de Su Sagrado Corazón, Santas Vocaciones Sacerdotales y Religiosas; Ruega por la Santificación de quienes ya han respondido al Divino Llamado, especialmente por los que heridos por el pecado o por vanos deseos e intereses, se han apartado de la Verdad, enseñando doctrinas equivocadas que enferman a las almas que les fueron Confiadas y terminan por alejarlas también de la Salvación.
María, «por Ti a Jesús»: Ruega por Tus hijos alejados, que han abandonado la Fe Verdadera, yendo detrás de «fábulas, fantasías o novedades» (2 Tim. 4, 3).
María, en Fátima has dicho que «muchos hijos Tuyos se condenan al Infierno porque nadie reza por ellos»: pongo en Tus manos los Méritos Infinitos de la Sangre de Jesús Derramada hasta la última gota en la Cruz, y Te suplico la presentes al Señor, unida a Tu Poderosa Intercesión, por todos esos hijos que caminan en Tinieblas de Muerte.
María, que a Santa Catalina Laboure mostraste Tus manos y le dijiste: «Estos diamantes de los que no salen rayos, son las Gracias que dejan de pedirme», Te suplico que esas Gracias las Derrames sobre este mundo herido y oscurecido por la muerte. Por Gracia de Dios, Tú Conoces las necesidades de Tus hijos que más sufren, Ilumínalos con esos Rayos de Bondad.
Recoge las almas de Tus pequeñitos hijos muertos por el aborto; Abre la mente de aquellas madres que planean el asesinato de sus hijos, para que amen y sepan valorar la vida; Alcanza el arrepentimiento para las que ya han caído y la Misericordia de Dios para sus almas.
María, que también dijiste a Tu hija Catalina: «Los tiempos son muy malos», mira este tiempo del mundo y de la Iglesia con ojos de Misericordia, Protege al Sucesor de Pedro de los enemigos que le acechan tanto de adentro como de fuera; Protege a Tu hija, la Iglesia, de los ataques sangrientos que cada día se planean contra ella; Alcánzanos la Perseverancia hasta el fin, y que nunca temamos defender a Cristo y La Verdad hasta las últimas consecuencias.
María, Madre mía amada, también tengo necesidades, espirituales y materiales, pero Tú Sabes mejor que yo qué necesito hoy para acercarme más y mejor hacia el fin de mi Destierro. En Ti confío, y sólo Te pido que no me dejes nunca de Tu mano. A mi vez, me Consagro a Ti, con el firme propósito, ayudado por la Divina Gracia, de hacer cada momento lo que «Jesús ha Dicho» (Jn. 2, 5), conservando, a Tu ejemplo, Sus Palabras y Preceptos en mi corazón (Lc. 2, 51), meditándolas día y noche (Sal. 1, 2).
Gracias Señor, por la Santa e Inmaculada Concepción de María.
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, Ruega por nosotros.
Semper Mariam In Cordis Tuo.

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