Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
TÚ ERES MI DIOS


«Yo, Señor, en Ti confío; digo: Tú eres mi Dios» (Sal 31, 14).
«Sometámonos, pues, a Su Espléndida y Gloriosa Voluntad, e, implorando humildemente Su Misericordia y Benignidad, Refugiémonos en Su Clemencia, abandonando las obras vanas, las riñas y la envidia, cosas que llevan a la muerte. Seamos, pues, hermanos, humildes de espíritu; abandonemos toda soberbia y altanería, toda insensatez, y pongamos por Obra lo que está Escrito, pues Dice el Espíritu Santo: No se gloríe el sabio de su sabiduría, no se gloríe el fuerte de su fortaleza, no se gloríe el rico de su riqueza, quien se gloríe, que se gloríe en el Señor, buscándolo a Él y Obrando el Derecho y la Justicia, recordando sobre todo las Palabras del Señor Jesús, con las que Enseña la Equidad y la Bondad.
En efecto, Él dijo: Sed misericordiosos y alcanzaréis Misericordia; perdonad y seréis Perdonados; como vosotros hagáis, así se os Hará a vosotros; dad y se os Dará; no juzguéis y no seréis Juzgados; en la medida en que seáis benignos, experimentaréis la Benignidad; con la medida con que midáis se os Medirá a vosotros.
Ajustemos nuestra conducta a estos Mandatos y así, obedeciendo a Sus Palabras, comportémonos siempre con toda Humildad. Dice, en efecto, la Palabra de Dios: En ése pondré Mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante Mis Palabras (Is. 66, 2)» (S. Clemente Romano, Papa y Doctor de la Iglesia).
Semper Mariam In Cordis Tuo.

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