.EL SEÑOR GUARDA A LOS PEQUEÑOS.
«Tú, el más pequeño de los hombres ¿quieres encontrar la
Vida? Guarda la Fe y la Humildad y encontrarás en ellas la Compasión, la Ayuda,
las Palabras que Dios te Dirá en tu corazón y también encontrarás a Aquel que
te Acompaña y Permanece secreta y visiblemente cerca de ti. ¿Quieres descubrir
lo que da la Vida? ¡Camina por el sendero de la simplicidad, no pretendas
conocer nada ante Dios! La Fe sigue a la simplicidad, pero la presunción sigue
a las sutilezas del conocimiento y los recovecos del pensamiento que alejan de
Dios.
Cuando te presentas ante Dios para la oración, hazte pequeño como una hormiga... como un niño que balbucea. ¡No digas nada ante Él con la presunción de saberlo, sino acércate a Dios con un corazón de niño. Ve delante de Él para recibir los favores con los que los padres colman a sus hijos más pequeños. Alguien ha dicho: “El Señor guarda a los pequeñuelos” (Sal. 116, 6). En su inocencia, el cuerpo de aquel que es como un niño pequeño, está revestido de una protección invisible por esta providencia oculta que guarda a los miembros frágiles para que nada les pueda dañar». (Isaac el sirio, Monje).
Cuando te presentas ante Dios para la oración, hazte pequeño como una hormiga... como un niño que balbucea. ¡No digas nada ante Él con la presunción de saberlo, sino acércate a Dios con un corazón de niño. Ve delante de Él para recibir los favores con los que los padres colman a sus hijos más pequeños. Alguien ha dicho: “El Señor guarda a los pequeñuelos” (Sal. 116, 6). En su inocencia, el cuerpo de aquel que es como un niño pequeño, está revestido de una protección invisible por esta providencia oculta que guarda a los miembros frágiles para que nada les pueda dañar». (Isaac el sirio, Monje).
Semper Mariam In Cordis Tuo.
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