.LA MEDIDA DEL AMOR ES UN
AMOR SIN MEDIDA.
¿Cuál es la medida de
nuestro amor?
Sabemos que para que
Jesús se haga Realmente Presente en la Eucaristía, no se
necesita la Fe de los que participan, pero la Gracia que cada cual recibe, la
recibe en la medida de su disponibilidad.
Dice S. Efrén: "Oh
Señor, no podemos ir a la piscina de Siloé a la que enviaste el ciego. Pero
tenemos el Cáliz de Tu Preciosa Sangre, llena de Vida y Luz. Cuanto más puros
somos, más recibimos". El Crisóstomo decía también, que al bajar del
Altar, deberíamos hacerlo "haciendo temblar al infierno".
Tales fuerzas de la Gracia,
están disponibles para todos nosotros. Pero las vamos alcanzando,
cuando comenzamos a vivir nuestra relación con Jesús, de una manera más
profunda, basados en el mutuo amor. Al amor llegamos por el conocimiento de
Cristo, no se puede amar lo que no se conoce, pero en un momento del proceso,
ya nos apartamos de los raciocinios y simplemente lo miramos. "Me
mira y lo miro", decía el Santo Cura de Ars, haciendo realidad aquello
de S. Cirilo de Jerusalén: "Así como dos pedazos de cera
derretidos juntos no hacen más que uno, de igual modo el que comulga, de tal
suerte está unido con Cristo, que él vive en Cristo y Cristo en él".
Él se quedó en el Sagrario
para que no nos sintiéramos solos, para decirnos cada día que no es un Dios
lejano, perdido en algún punto del espacio. Se quedó ahí, para recordarnos que
Su Sacrificio en la Cruz, no es un dato histórico. Nuestro proceso para
comprender puede tardar, pero no importa cuánto, porque cada uno es diferente y
Dios se "adapta" a esa diferencia; importa que cada día busquemos
acercarnos más. Escribió la Beata Ángela Folignio: "Si tan solo
nos detuviéramos por un momento para considerar con atención lo que ocurre en
este Sacramento, estoy segura que pensar en el Amor de Cristo por nosotros
transformaría la frialdad de nuestros corazones en un fuego de amor y gratitud".
Semper Mariam In Cordis Tuo.
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