.CARIDAD SON OBRAS.
«La Caridad, además de la Misericordia,
tiene otra hija que se llama Beneficencia.
No nos basta la buena voluntad, no nos
basta un corazón que compadezca las miserias ajenas: la Caridad es Obras, y en
su terreno, estas son guiadas por la beneficencia.
La Obras de Misericordia son catorce: las
que miran a las necesidades corporales, y las que se preocupan los la
espiritualidad de nuestro prójimo.
María Hizo con nosotros una Obra de
Misericordia tan Grande que no habrá otra igual. Estábamos perdidos por la
Culpa original y nos Dio un Salvador.
¿Qué Bien puedes hacer por el prójimo?
Si no tienes Caridad, nada o casi nada;
porque sin la Caridad, la Beneficencia no es Virtud Perfecta ni puede serlo; es
filantropía, pero sin la Caridad, que es su reina, por muchos aplausos que
reciba de los hombres, no tiene mérito
delante de Dios.
Si tienes Caridad, si amas lo que Dios Ama,
si quieres lo que Dios Quiere, puedes hacer el Bien por los otros y muchísimo. Haz
de ofrecer por ellos cuanto esté en tu poder.
Ofrécete a María y Ella te Inspirará. Dile:
Señora: me obligo a practicar en bien de mi
prójimo todas las Obras de Misericordia que pueda y están en mis manos. Tendré
para todos un corazón amable, benigno, dulce, manso, y seré Tu servidor.
Recibe, Señora, estos mis propósitos, y Haz
que tengan siempre un efecto eficaz. Amén» (B. Francisco Palau,
Religioso Carmelita y Fundador).
Semper Mariam In Cordis Tuo.
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