ORACIÓN DE RECOGIMIENTO
«No poseo, como Tú,
Bondadoso Señor y Maestro, una Ciencia Celeste o Angélica que sin cesar vele
delante de Dios. No cuento para acordarme de Él, para hablarle, para rogarle,
más que con una débil inteligencia y con mi Fe, igual de débil. ¡Que sepa,
Jesús, al menos recogerme! Concédeme el amor al recogimiento, al silencio de
los sentidos y a la soledad, en aquella medida que me lo permita esta vida.
Otórgame, sobre todo, el
amor al silencio del alma. Dame, en las horas que dedico a la oración, el no
estar, a Ejemplo Tuyo, ocupado más que en Dios: el estar solo delante de Dios.
Con todo eso, no son mucho mi pobre inteligencia y todo mi corazón para abogar
cerca de Vuestro Padre en favor de los intereses de las almas y ocuparme de Ti,
Salvador mío, Soberanamente Amable y Adorable, que bastas para ocupar y
arrebatar la atención y el Amor del Cielo. Amén» (P. Royo Marín OP).
Semper Mariam In Cordis Tuo.
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