NUESTRA ESPERANZA ESTÁ PRECEDIDA POR LA ESPERA DE DIOS
«El hombre es la única criatura libre para decir sí o no a la Eternidad, es decir, a Dios. El ser humano puede apagar en sí mismo la Esperanza eliminando Dios de la propia vida.
He aquí entonces el sorprendente descubrimiento: ¡la Esperanza mía y nuestra, está precedida por la Espera que Dios cultiva con respecto a nosotros! Sí, Dios nos Ama y justamente por esto Espera que regresemos a Él, que abramos el corazón a Su Amor, que pongamos nuestra mano en la Suya y que recordemos que somos Sus hijos. Esta Espera de Dios precede siempre a nuestra Esperanza, exactamente como Su amor nos alcanza siempre en primer lugar (1 Jn 4,10). En este sentido la Esperanza cristiana viene llamada «Teologal»: Dios Es la Fuente, el Apoyo y el Fin. ¡Qué gran consuelo en este Misterio!
Dejémonos entonces guiar por Aquella que ha Llevado en el Corazón y en el Seno el Verbo Encarnado: María, Virgen de la Espera y Madre de la Esperanza, Reaviva en toda la Iglesia esta Virtud, para que toda la humanidad se vuelva a poner en camino hacia Belén, de donde ha Venido, y de nuevo Vendrá a visitarnos el Sol que Surge de lo Alto, Cristo nuestro Dios. Amén»
(Benedicto XVI, Obispo Emérito de Roma, 2-12-2007).
Semper Mariam In Cordis Tuo.
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