SEÑOR, ¡QUÉ BIEN ESTAMOS AQUÍ!
«Cansado
de vivir en medio de la gente, Pedro había encontrado la soledad en la montaña
donde su alma se alimentaba de Cristo. ¿Por qué tenía que dejar este lugar para
ir hacia las fatigas y las penas, él que ardía en amor de Dios y, por lo tanto,
santificaba su vida? Quería disfrutar de esta felicidad, aunque añadía: “Si Tú
quieres, hagamos tres tiendas, una para Ti, otra para Moisés, otra para
Elías.”....(Mt 17,4)
Pedro deseaba tres tiendas: la respuesta Venida del Cielo nos muestra que no tenemos más que una: la Palabra de Dios es Cristo, la Palabra de Dios está en la Ley, la Palabra de Dios está en los Profetas... En el momento en que la nube cubría a todos y formaba, para decirlo de alguna manera, una sola Tienda encima de ellos, una Voz salía de la nube...Aquel a Quien la Voz revelaba es Aquel que Glorificaban tanto la Ley como los Profetas: “¡Este Es Mi Hijo, el Amado, en Quien Me Complazco, escuchadle!” (Mt 17,5). Ya lo habéis escuchado en los Profetas, lo habéis escuchado en la Ley, ¿dónde no lo habéis oído? A estas palabras, los discípulos cayeron de bruces...
Cayendo en tierra, los Apóstoles simbolizan nuestra muerte..., pero, Levantándose el Señor, simboliza la Resurrección. Después de la Resurrección ¿a qué sirve la Ley? ¿A qué sirven los Profetas? En aquel momento Elías desaparece, desaparece también Moisés. Lo que queda: “En el Principio Existía la Palabra y la Palabra Estaba Junto a Dios y la Palabra Era Dios” (Jn 1,1). La Palabra te queda para que Dios sea todo en todos (1 Cor 15,28)...
“Desciende, Pedro, tú deseabas descansar en la montaña... Mira que el Señor mismo te dice: “Desciende a servir y a sufrir en este mundo, a ser despreciado y crucificado en este mundo”. La Vida Descendió para ser asesinada, el Pan descendió para Soportar el hambre, el Camino Descendió para cansarse en los caminos, la Fuente descendió para Pasar sed, y tú, ¿tú rehúsas el sufrimiento? ¡No busques tu propio provecho! ¡Practica la Caridad, anuncia la Verdad! Así llegarás a la Inmortalidad y con ella encontrarás la Paz» (S. Agustín, Obispo y Doctor de la Iglesia).
Pedro deseaba tres tiendas: la respuesta Venida del Cielo nos muestra que no tenemos más que una: la Palabra de Dios es Cristo, la Palabra de Dios está en la Ley, la Palabra de Dios está en los Profetas... En el momento en que la nube cubría a todos y formaba, para decirlo de alguna manera, una sola Tienda encima de ellos, una Voz salía de la nube...Aquel a Quien la Voz revelaba es Aquel que Glorificaban tanto la Ley como los Profetas: “¡Este Es Mi Hijo, el Amado, en Quien Me Complazco, escuchadle!” (Mt 17,5). Ya lo habéis escuchado en los Profetas, lo habéis escuchado en la Ley, ¿dónde no lo habéis oído? A estas palabras, los discípulos cayeron de bruces...
Cayendo en tierra, los Apóstoles simbolizan nuestra muerte..., pero, Levantándose el Señor, simboliza la Resurrección. Después de la Resurrección ¿a qué sirve la Ley? ¿A qué sirven los Profetas? En aquel momento Elías desaparece, desaparece también Moisés. Lo que queda: “En el Principio Existía la Palabra y la Palabra Estaba Junto a Dios y la Palabra Era Dios” (Jn 1,1). La Palabra te queda para que Dios sea todo en todos (1 Cor 15,28)...
“Desciende, Pedro, tú deseabas descansar en la montaña... Mira que el Señor mismo te dice: “Desciende a servir y a sufrir en este mundo, a ser despreciado y crucificado en este mundo”. La Vida Descendió para ser asesinada, el Pan descendió para Soportar el hambre, el Camino Descendió para cansarse en los caminos, la Fuente descendió para Pasar sed, y tú, ¿tú rehúsas el sufrimiento? ¡No busques tu propio provecho! ¡Practica la Caridad, anuncia la Verdad! Así llegarás a la Inmortalidad y con ella encontrarás la Paz» (S. Agustín, Obispo y Doctor de la Iglesia).
Semper
Mariam In Cordis Tuo.
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