EL SUFRIMIENTO TIENE VALOR
«En el Calvario se nos ha ofrecido un Testimonio absoluto de lo que significa "ser para" los otros, en Obediencia Amorosa a la Voluntad de Dios.
En la Cruz, Dios ha invertido el significado del sufrimiento: éste, que era fruto y testimonio del pecado, se ha convertido, ahora, en Participación de la Expiación Redentora Realizada por Cristo.
Me dirijo (...) a todos los que llevan sobre los hombros la cruz pesada del sufrimiento. Queridísimos hermanos y hermanas: ¡Tened ánimo! Vosotros tenéis que desarrollar una tarea altísima: estáis llamados a "completar en vuestra carne lo que falta a los Padecimientos de Cristo, en favor de Su Cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1, 24). Con vuestro dolor podéis afianzar a las almas vacilantes, volver a llamar al camino recto a las descarriadas, devolver serenidad y confianza a las dudosas y angustiadas. Vuestros sufrimientos, si son aceptados y ofrecidos generosamente en unión de los del Crucificado, pueden dar una aportación. de primer orden en la lucha por la victoria del Bien sobre las fuerzas del Mal, que de tantos modos insidian a la humanidad contemporánea.
En vosotros Cristo prolonga Su Pasión Redentora. ¡Con Él, si queréis, podéis Salvar al mundo!» (13-4-80)
Semper Mariam In Cordis Tuo.
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