CAMINO CUARESMAL
El Tiempo Litúrgico de Cuaresma es el Camino que ha de llevarnos, con la Gracia de Dios, a la primera Resurrección, aquella que vivimos ya en este mundo, y es el Paso (significado de la palabra "Pascua") del pecado a la Vida de la Gracia. Ser Cristiano no es ser 'buena persona', es, realizar en uno mismo aquella experiencia del Apóstol Pablo: «No soy yo quien vive, es Cristo Quien Vive en mí» (Gál. 2, 20). Esa es la Santidad. Esa es nuestra Meta.
El Espíritu Santo, a través del mismo Apóstol S. Pablo, y del Apóstol Santiago, nos muestra un Camino a seguir en este Tiempo, y nos exhorta a «combatir el Buen combate» (2 Tim. 4, 7). No importa cuántas veces caigamos o hayamos caído en el pasado. El pecado existe, no son sólo equivocaciones o faltitas: son ofensas a Dios. «Es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes» (Catecismo Católico, n. 1849). «El pecado es una ofensa a Dios: “Contra Ti, contra Ti sólo pequé, cometí la Maldad que Aborreces" (Sal 51, 6). El pecado se levanta contra el Amor que Dios nos Tiene y aparta de Él nuestros corazones» (Catecismo Católico, n. 1850).
«La conversión exige el reconocimiento del pecado, supone el juicio interior de la propia conciencia» (Catecismo Católico n. 1848).
Sin embargo, no hay pecado que Dios no Quiera o no Pueda Perdonar. Para ello, HA INSTITUIDO EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN.
Y junto al arrepentimiento sincero de nuestros pecados y la confesión Sacramental de los mismos, el Señor, por Su Apóstol, nos Propone y nos Invita a que sigamos este Camino de conversión:
«Vive de una manera
digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda obra buena y
creciendo en el conocimiento de Dios.
En otro tiempo fuiste extraño y enemigo, por tus pensamientos y malas obras; Te ha Reconciliado
ahora, por Medio de la Muerte en Su Cuerpo de carne, para presentarte Santo, Inmaculado e Irreprensibles delante de
Él; con tal que permanezcas sólidamente cimentado en la Fe, firme e
inconmovible en la Esperanza del Evangelio que oíste.
Vive, pues, según Cristo Jesús, el Señor, tal como le has
recibido; enraizado y edificado en Él; apoyado en la Fe…rebosando en acción de
gracias.
Estabas muerto en tus delitos y en tu carne incircuncisa, te
Vivificó juntamente con Él y te perdonó todos tus delitos...los Suprimió
clavándolos en la Cruz.
Así pues, si has resucitado con Cristo, busca las Cosas de
Arriba, donde Está Cristo Sentado a la Diestra de Dios. Aspira a las Cosas de
Arriba, no a las de la tierra. Porque has muerto, y tu vida está oculta con
Cristo en Dios.
Por tanto, mortifica tus miembros terrenos: fornicación,
impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatría, todo lo
cual atrae la Cólera de Dios sobre los rebeldes, y que también practicaste en otro tiempo. Mas ahora,
desecha también todo esto: cólera, ira,
maldad, maledicencia y palabras groseras, lejos de tu boca. No mientas.
Despójate del hombre viejo con sus obras, y Revístete del hombre Nuevo, que se
va Renovando hasta alcanzar un conocimiento Perfecto, según la Imagen de su
Creador...Revístete, pues, como elegido de Dios, Santo y Amado, de entrañas de
Misericordia, de Bondad, Humildad, Mansedumbre, Paciencia, soportando a los
otros y perdonando. Como el Señor te perdonó, perdona también a los otros. Y
por encima de todo esto, Revístete del Amor, que es el vínculo de la
Perfección. Y que la Paz de Cristo presida tu corazón, pues a ella has sido
llamado. Y sé agradecido.
Sé perseverante en la oración, velando en ella con acción de
gracias.
Pórtate prudentemente con los de fuera, aprovechando bien el
tiempo presente. Que tu conversación sea siempre amena, sazonada con sal,
sabiendo responder a cada cual como conviene.
Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua,
sino que engaña a su propio corazón, su Religión es vana.
La Palabra de Cristo Habite en ti con toda su Riqueza;
instrúyete, canta agradecido, himnos y cánticos inspirados, y todo cuanto
hagas, de palabra y de boca, hazlo todo en el Nombre del Señor Jesús, dando
gracias por Su Medio a Dios Padre...Todo cuanto hagas, hazlo de corazón, como
para el Señor y no para los hombres».
(Resumen Carta a los colosenses y Santiago 1, 26)
«CONCÉDENOS, Señor, comenzar el
Combate cristiano con el ayuno Santo, para que, al luchar contra los Enemigos espirituales, seamos fortalecidos con la ayuda de la austeridad.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén» (Misal Romano).
Llename Señor de Tu Espíritu Santo, y dame la fortaleza para serte siempre fiel, para cumplir Tus Mandamientos y poder alcanzar la Santidad a la que Tu me llamas. No me dejes caer en tentación y líbrame del maligno. Amén.
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