Esta es una página de difusión de la Fe Cristiana a la luz del Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

«Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da Testimonio y Anuncia». (B. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, nº 24)
VINO DE AMOR

Ten presente, hermano querido, que todo, absolutamente todo lo que pasa en esta vida, no es más que por el Bien de los que Dios tanto Ama. Dios Es Perfecto y Misericordioso y todo, todo lo ha hecho muy bien.

Se oye decir, “no hay mal que por bien no venga”, así que si algo te alegra, molesta, te disgusta o te hace sufrir en tu vida, siempre, siempre, siempre, bendice y alaba a Dios y dale gracias todos los días que Él te permita vivir. 

Por todo lo bueno y por todo lo que aparentemente es malo dile, Señor que no se haga mi voluntad sino la Tuya, ayúdame a aceptar aquello que no puedo aceptar o comprender y a cambiar lo que debe cambiar, por mi bien y el de los demás; ayúdame a amarte con todo mi corazón, con todas mis fuerzas, sentidos y potencias; que mi vida sea bendecirte, alabarte y glorificarte, siempre y en todo momento, porque ni mi vida ni nada de lo que tengo es mío, Señor, sino Tuyo. 

Sin nada vine y sin nada me iré, porque si Tú no me sostienes a la Nada regresaría. Quiero ser un instrumento Tuyo; haz que yo dé fruto y fruto en abundancia para Tu Reino; ayúdame a sembrar siempre las semillas de Tu Reino, sin esperar nunca ver la cosecha, porque como está Escrito, “unos son los que siembran y otros los que recogen”.

Dile a la Virgen María: Madre Santa y Buena, se me está acabando el Vino del amor, dile a Tu Amado Hijo, que por favor llene de nuevo mi tinaja de Su fuente de Agua Viva, para que yo pueda seguir repartiendo a todos los que me rodean, el Vino Santo del Amor Divino. Y verás como Ellos, siempre, siempre, siempre te van a regalar ese Amor, y nunca te olvides de repartirlo, como hizo San José, en lo escondido, sin figurar, sin que nadie lo vea, para Dios que es el que Ve en lo escondido, riegue esos frutos con abundancia.

Espero que estas sencillas palabras que el Señor me inspiró escribirte, te sirvan para la Salvación de tu alma.

Dios te Bendiga.

(Gracias a Mi amiga Marta por compartir esta preciosa meditación).

Semper Mariam In Cordis Tuo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario