JESÚS, SUMO PONTÍFICE
“Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que Penetró los Cielos –Jesús,
el Hijo de Dios- mantengamos firme la Fe que profesamos. Pues no tenemos un
Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Probado en
todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto,
confiadamente al Trono de Gracia, a fin de alcanzar Misericordia y hallar
Gracia para una Ayuda oportuna” (Hb 4, 14-16).
“Dos cosas pide aquí el Apóstol S.
Pablo: Fe y confianza; adhesión inquebrantable a la Palabra de Dios y anchura
de corazón para llegarse con seguridad al Trono de Gracia; Fe y Confianza, que estriban en el Sacerdocio de
Jesús. Él se presenta a nuestra Fe como gran Pontífice, que Entra, no en el
santuario de un tabernáculo o templo material, sino en lo más Alto y Santo de
los Cielos. Pero tan Excelsa Majestad no encoje ni aterra nuestro corazón.
Jesús, Probado y Experimentado en todo trabajo, Sabe muy bien qué es el Dolor y
Conoce muy bien nuestra debilidad, para Compadecerse de nuestras flaquezas y
miserias.
Con tal Pontífice, tan Poderoso y
Compasivo, bien podemos acercarnos al Trono de Dios, que será para nosotros
Trono de Gracia, pues en este Trono, a la Diestra del Padre, Está sentado
nuestro Sumo Pontífice, que Alcanzará para nosotros Gracia y Misericordia y el
Auxilio del Señor en tiempo de necesidad”
(P. José María Bover, Jesuita).
Semper Mariam In Cordis Tuo.
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