FE
«Esto es la Fe: rendirse a Dios, pero transformando la propia vida. Cosa no siempre fácil. San Agustín ha narrado la trayectoria de su Fe; especialmente las últimas semanas fue algo terrible; al leerlo casi se siente cómo su alma se estremece y se retuerce en luchas interiores. De este lado, Dios que lo Llama e insiste; y de aquel, las antiguas costumbres, «viejas amigas—escribe él— que me tiraban suavemente del vestido de carne y me decían: “Agustín, pero ¿cómo?, ¿abandonarnos tú? Mira que ya no podrás hacer esto, ni podrás hacer aquello y, ¡para siempre!”». ¡Qué difícil! «Me encontraba en la situación de uno que está en la cama por la mañana. Le dicen: “¡Fuera, levántate, Agustín!”. Yo, en cambio, decía: “Sí, más tarde, un poquito más todavía”. Al fin, el Señor me dio un buen empujón y salí».
Ahí está, no hay que decir: Sí, pero...; sí, luego. Hay que decir: Sí, enseguida, Señor. Esta es la Fe. Responder con generosidad al Señor. Pero, ¿quién dice este sí? El que es Humilde y se fía enteramente de Dios» (Papa Juan Pablo I, 13-9-78).
«Que la Gracia de la Comunión nos transforme, Señor, tan plenamente, que no sea ya nuestro egoísmo, sino Tu Amor, el que impulse, de ahora en adelante, nuestra vida.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén» (Misal Romano).
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén» (Misal Romano).
Semper Mariam In Cordis Tuo.
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